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Curiosidades

Cuentan que… 

Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro Magno convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
1 – Que su ataúd fuese transportado por los médicos de  la época.
2 – Que fueran esparcidos por el camino hasta su tumba  los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas…), y …
3 – Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, a la vista de todos.
Uno de sus generales, admirado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuales eran sus razones.
Alejandro explicó:
1 – Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2 – Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 – Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos.

El cementerio de Pére Lachaise, en Francia, es conocido como el de «los famosos». Es el más célebre del mundo y existe desde el Medioevo. Hay tantos famosos enterrados en este lugar, que más parece una galería de esculturas al aire libre que un camposanto. Entre sus moradores se encuentran Abelardo y Heloísa, los amantes del siglo XII; la escritora norteamericana Gertrude Stein; La Fontaine; Moliere; Balzac; Daumier; Ingres; Delacroix; Corot; la cantante Edith Piaf y compositores como Rossini y Chopin. La tumba más visitada es la de Jim Morrison, el líder del grupo The Doors. 

 

 

Al morir Napoleón un mensajero le llevó una carta con la noticia a Jorge IV. La carta contenía el siguiente mensaje: “Su Majestad, su peor enemigo ha fallecido”, Jorge IV se levantó y dijo: “¿¡Qué le ha pasado a mi esposa?!”.

 

 

Tras comunicarle la decapitación de su esposo a Cristina, la Reina de Suecia a mediados del siglo XVII, ésta realizó la siguiente pregunta: “¿Y con su cabeza qué han hecho?” A lo que el sirviente indignado respondió: “La enterraron aparte del resto de su cuerpo su Majestad”. Prontamente la Reina replicó: “Me parece lo correcto, porque cuando se encontraba con vida nunca supo qué hacer con ella”.

 

 

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